viernes, 11 de junio de 2010

ENTRE DOS PASIONES


Hoy 11 de Junio empieza el mundial de futbol, se diría que igual que pasa con el tango...el fútbol también es una gran pasión entre los argentinos, asi que nada mejor que este video para compartir las dos cosas, entre dos pasiones, la que mueve el esférico...y la del tango que nos roba el corazón en cada uno de los compases que arranca el fueye, y que mejor además si los compases los marca Aníbal Troilo con Quejas de Bandoneón, que es el tango que suena mientras los bailarines compaginan los pasos, el sentimiento y el balón, conjugar ambas cosas es una buena manera de iniciar este día.

Para quienes queráis saber la historia de como nació Quejas de Bandoneón, os la dejo a continuación de este post, extraída literalmente del libro Cien Tangos Fundamentales de Oscar del Priore e Irene Amuchástegui.

Un beso.

SILENCIAMOS DEEZER








jueves, 10 de junio de 2010

QUEJAS DE BANDONEON


Este escrito ha sido extraido literlamente, del libro Cien Tangos Fundamentales, de Oscar del Priore e Irene Amuchástegui.

Recién a los treinta años comenzó a componer Juan de Dios Filiberto. En su primera etapa escribió tangos sin letra, una forma que prácticamente abandonaría al dedicarse a la canción. Entre 1915 y 1917 publica Guaymayen, Cura Segura, Se recomienda solo, Suelo argentino y De mi tierra. Luego vendría Quejas de Bandoneón.
(Juan de Dios Filiberto)

Relata el mismo Filiberto “En 1918 compuse La Vuelta de Rocha y Quejas de Bandoneón, en el cual introduje la innovación del empleo de bajos en el trío. Con ellos y con Brasil me presenté en el concurso de tangos patrocinado por la Asistencia Pública. Yo concurría en esa época al Conservatorio Williams y Alberto Williams era miembro del jurado. Tenía tanto optimismo como esperanzas, pero los dos s e vieron defraudados: el premio lo obtuvo Arthos Palma con un tango de su creación. Desilusionado, luchando siempre contra las dificultades y la miseria abandoné los estudios cuando Eduardo Firnarini, que fue mi último maestro, marchó a Europa. Me dediqué entonces a dar lecciones de violín en el Conservatorio Casals.

“Una tarde encontré a Augusto Berto, que dirigía una típica en el cabaret L’Abbaye, cabaret que estaba en Esmeralda al 500. Después de conversar un rato me pidió un tango para tocarlo en su orquesta. Accedí, y allí nos dirigimos Quinquela y yo días después para presenciar el debut de mi tango Quejas de bandoneón. Aún conservo la impresión de esa noche, el aplauso unánime, rotundo, grandioso, me emocionó, el mismo Berto quedó sorprendido del resultado. Sin embargo, a pesar del éxito obtenido, recién año y medio después, en 1920 pude editarlo…y por mi cuenta” (al publicarlo lo define como Tango Sentimental”).

Filiberto comenta que introdujo con ese tango los bajos en el trío. Aclaremos que “trío” se llamaba a la tercera parte de los tangos, que hasta 1920 aproximadamente se escribían así, con tres partes. A la última se la llama “trío”, lo que no significa de ninguna manera que deba tocarse con tres instrumentos, sino que fue una denominación que adoptaron los compositores de tango. Luego esta parte fue desapareciendo, y casi todos los tangos se escribieron con dos partes. La innovación a la que se refiere Filiberto es que en la partitura se indican los nueve primeros compases del trío en solo de bandoneón pero en las notas graves de la mano izquierda, hecho inusual en la época. Años después, Aníbal Troilo no sólo respetó esa indicación, sino que fueron habituales en sus interpretaciones de infinidad de tangos los “solos de bandoneón en los bajos”.

Quejas de bandoneón, a pesar de su título, está escrito para piano. Esto era lo habitual en la época: las partituras eran comprobadas masivamente por todos los que tenían piano en sus casas. Sin embargo, Filiberto indica la posibilidad de agregar otros instrumentos, cuyas partes se indican como una decoración a la estructura original. Así, las dos primeras partes llevan indicaciones para la intervención del violoncello, y en el trío, además del mencionado sólo de bandoneón , hay una armonía para tocar con flauta y violín. También diferencia claramente el compositor el carácter de cada una de las tres partes. En la primera se lee la indicación “cadencioso”, en la segunda “marcado” y en la última”triste”.

La orquesta de José Martínez, poco después del estreno por Berto, y la de Roberto Firpo luego, grabaron Quejas de bandoneón en la primera época. Con el tiempo se convirtió en una de las obras clásicas en el repertorio de las orquestas.

Muchos letristas ofrecieron a Filiberto versos para el tango, para dar la posibilidad de ser cantado, pero él se negó sistemáticamente a aceptarlas.

(Aníbal Troilo)

Quejas de bandoneón no tiene, en su parte original, ninguna variación. No lo pensó así Filiberto. Sin embargo, y a pesar de eso, ya en los finales de la década del 30, varios intérpretes comenzaron a tocarlo agregándole variaciones. Entre las más logradas, mencionaremos la de Minotto con la orquesta de Francisco Canaro, la de Pedro Laurenz para su propia orquesta, Federico Scorticati para Los Señores del Tango , Astor Piazzolla para su orquesta y para su quinteto. Pero la variación más conocida es la que ejecutaban los bandoneones de la orquesta de Aníbal Troilo. El arreglo de Quejas...para la orquesta de Pichuco fue realizado por Astor Piazzolla, pero el mismo Astor nos contó que la variación no le pertenecía. Dijo que cuando Troilo le encargó ese trabajo, le dió la variación para incluirla en la interpretación. Esa famosa parte -explicó Astor-había sido ideada por Feliciano Brunelli. Este músico había tenido un conjunto, el Cuarteto del 900, en 1936. Lo integraban Brunelli en piano,Aníbal Troilo en bandoneón, Elvino Vandaro en violín y Enrique Bour en flauta. Brunelli había escrito la variación y Troilo lo tocaba en ese cuarteto. Cuando algunos años después incorpora el tango al repertorio de su orquesta, Pichuco recuerda aquella feliz sucesión de notas y la hace agregar al arreglo.
(Astor Piazzolla)

SILENCIAMOS DEEZER



Troilo llevó el tango al disco en tres oportunidades: la primera en 1944, para RCA Victor, la segunda en 1952, para T.K.; la última en 1958, para Odeón. Fue, además uno de los clásicos de su repertorio, incluido en el programa para su actuación en el Teatro Colón, el 17 de agosto de 1972.

La interpretación de Troilo hizo que, poco a poco, la variación de su orquesta fuera pasando a cuanto conjunto tocó el tango de Filiberto, y es así que ya no se concibe tocar Quejas de Bandoneón sin la variación. Se la supone original del tango. Y el responsable fue Juan Carlos Copes.

SILENCIAMOS DEEZER




(Juan Carlos Copes y su hija Johana Copes bailan Quejas de Bandoneón)


El famoso bailarin comenzó a emplear Quejas de bandoneón para sus presentaciones en 1967, utilizando el disco de Troilo. Con el tiempo y la fama de Copes y María Nieves, prácticamente todos los bailaines empezaron a ucirse con ese tango y se convirtió en un número obligado. Más adelante Copes, para mayor lucimientohizo tocar a sus músicos acompañantes la variación a mayor velocidad.



(María Nieves, Juan Carlos Copes, Ann Sheridan, Enrique Méndez (bandoneonist) and Ángel Schujer in channel 4 of New York )

En 1958, Troilo realizó los bailes de Carnaval en el Luna Park y Copes-Nieves fueron invitados a bailar, abriendo la actuación. Copes quería aparecer bailando Quejas de Bandoneón, Trolilo se negó porque él lo usaba para cerrar la actuación. Este primer encuentro Troilo y Copes terminó mal, hasta con alguna palabra grosera. Con el tiempo llegaron a ser muy amigos. Y el último tango que alguién bailó tocado por Troilo fue Quejas de Bandoneón. Los bailarines eran Copes y Nieves. El teatro era el Odeón. Y el día, la víspera de la muerte de Pichuco.

Un beso.

domingo, 23 de mayo de 2010

EL VASCO DE LA CARRETILLA

No sabemos nunca lo que el destino nos puede deparar, Guillermo Larregui, escogió el suyo, este artículo ha sido extraído literalmente de internet, vale la pena conocer la historia de Guillermo Larregui, conocido como EL VASCO DE LA CARRETILLA por haber realizado tan fabulosa hazaña, mi agradeciemiento a quien me lo descubrió, uno nunca sabe lo que la tenacidad del ser humano es capaz de conseguir, por eso es bien cierto que nunca hay que abandonar nuestros sueños por más difíciles que nos parezcan, porque creer en uno mismo puede hacer igual que Guillermo Larregui que alcancemos la meta de nuestro destino.


En el lejano Parque Nacional de Iguazú consideran al pamplonés Guillermo Larregui como pionero del turismo en aquella región argentina. Nos acercamos hoy a su vida de aventurero, con la que se ganó el sobrenombre de 'El vasco de la carretilla'




Guillermo Larregui, con su célebre carretilla.

Guillermo Isidoro Larregui Ugarte es su identidad. Probablemente, ni en Pamplona ni en toda Navarra, a nadie le diga nada este nombre. Su memoria fue salvaguardada en buena medida gracias al libro que en el 2001 le dedicó el periodista bilbaino Txema Urrutia, editado por Txalaparta, y al excelente documental que posteriormente hizo de él Euskal Telebista. Aún y todo, Guillermo Larregui está muy lejos de alcanzar en su ciudad natal las cotas de popularidad que todavía hoy tiene en Argentina y en buena parte de Sudamérica.


Este pamplonés, nacido en 1885 en el barrio de la Rochapea, emigró en su día a Argentina. Allá se hizo famoso a causa de una insólita apuesta, a resultado de la cual recorrió andando algo más de 3400 kilómetros, desde la Patagonia hasta la ciudad de Buenos Aires, empujando una carretilla tan insólita como él. Su aventura, a la que siguieron otras, fue muy sonada, generando a su paso una gran expectación, tanto de público como de medios de comunicación, que rápidamente le bautizaron y le inmortalizaron con el sobrenombre de "el vasco de la carretilla". Hoy, su nombre y su figura, son todo un símbolo de promoción turística en Argentina, y de forma muy especial en el Parque Nacional de Iguazú, que es donde murió en 1964.

Emigrante Guillermo Larregui, como queda dicho, nació en Pamplona un 27 de noviembre de 1885 en el barrio de la Rochapea. Desconocemos las causas que le llevaron a cruzar el charco; tal vez por razones familiares, tal vez por necesidad, o tal vez por una combinación de ambas razones; lo cierto es que con sólo quince años de edad dejó atrás a su Pamplona natal y emigró a Argentina, llegando a Buenos Aires en 1900.

Inicialmente trabajó como marino -en algo se tenía que notar el haber nacido junto al río Arga-, hasta que el destino le hizo trasladar su residencia nada menos que a la Patagonia en donde trabajó, en Cerro Bagual (Santa Cruz) en una multinacional petrolera hasta el año 1935. Dicen, y seguro que es verdad, que era muy buen trabajador y muy buena persona.


Precisamente, ese año de 1935, estando en una reunión informal con varios amigos hizo con ellos una apuesta. Ya se sabe, la clásica fanfarronada. Pero que cambió su vida y lo convirtió en uno de los personajes más excéntricos y famosos de toda Argentina. "Nos hallábamos reunidos con varios amigos, comentando los récords deportivos -narraba posteriormente él al rotativo argentino Ecos Diarios-; yo les decía que no siempre el ruido que se hace en torno a una prueba deportiva guarda relación con el esfuerzo" . Y llegado a este punto de la conversación es cuando se echa el farol: "yo me animaría a cruzar toda la Patagonia a pie y a ir hasta Buenos Aires con una carretilla con 199 kilos de peso; si los norteamericanos son capaces de batir todos los récords, ¿porqué no los podemos batir nosotros?" .

Aquellos amigos argentinos no sabían hasta donde puede llegar un navarro, o un vasco, si le dices "¡a que no eres capaz!" . De hecho, uno de sus amigos, ni corto ni perezoso, le plantó al de la Rochapea una carretilla delante. La sorpresa vino cuando Guillermo Larregui tomó la carretilla e inició la andadura. Era el 25 de marzo de 1935.

Aquél fue tan solo el primero de los cuatro grandes viajes que llegó a hacer en su vida arrastrando su carretilla. Tal y como prometió recorrió mas de tres mil kilómetros hasta llegar a Buenos Aires. Su segunda expedición, entre los años 1936 y 1938, fue desde Coronel Pringles hasta la frontera de Bolivia. En 1940 marchó desde Villa María (Córdoba) hasta Santiago de Chile, a donde llegó un año después. Y el último viaje del vasco de la carretilla comenzó en 1943, terminando en las Cataratas de Iguazú en 1949. Fueron en total más de 20000 kilómetros.

Tenacidad Algunos creían ver en él a un loco, pero eso era algo que nunca le importó. Guillermo Larregui quiso demostrar, ciertamente, que los norteamericanos no tenían la exclusiva de los récords; pero a la vez, detrás de su gesta había toda una lección de humanidad. Tenacidad y voluntad eran dos valores que empleó "el vasco de la carretilla" para decirnos que con ellos todo se puede, que en esta vida hay que tener arrojo y decisión si algo se quiere conseguir.

Cuando empezó a andar en 1935 todos estaban pendientes de él. Se corría la voz de ciudad en ciudad anunciando su llegada, y lo que veían era una lección de vida y de constancia, un hombre fiel a su palabra. Fueron estos valores los que le hicieron seguir su camino como si nada pasase cuando, cerca ya Chubut, se le congeló el pie. Conoció Guillermo la mofa y el desprecio, pero conoció también el gesto solidario y la mano amiga; y esto segundo valía mucho más que lo primero.

Su propia carretilla era toda una lección de economía y de austeridad, con caja de herramientas, cocina, fregadera, etc. Realmente no se necesitaba más para vivir; eran muchos los que no alcanzaban a tener ni tan siquiera eso.


Palabra, tesón, hombría, fortaleza física y espiritual, y… una carretilla, ese era su equipaje.

De la risa inicial se pasó a la expectación, y finalmente al reconocimiento. De hecho, su llegada a Buenos Aires el 25 de mayo de 1936, víspera del Día de la Patria, sirvió para que los porteños se echasen a la calle para recibirle, para ovacionarle, y para admirarle. Guillermo Larregui, agradecido ante tan sorprendente y multitudinario recibimiento donó la carretilla con sus enseres de viaje al entonces Museo de Luján, dirigido entonces por el historiador Enrique Udaondo.

Fue entonces cuando "el vasco de la carretilla" tomó verdadera conciencia de los valores que simbolizaba y que estaba transmitiendo a la sociedad argentina. Y, ni corto ni perezoso, se compró otra carretilla, y dirigió sus pasos hacia Tucumán, y luego Mendoza, e incluso atravesó los Andes, y no paró hasta llegar a Santiago de Chile. Embajador de una raza, de una sangre, y de unos valores. Y allí, en Santiago de Chile, de nuevo donó la carretilla; en esta ocasión a un vasco, a Pedro Arregui.


Y de Chile a Bolivia, siempre a pie, siempre con carretilla, uniendo tierras de vasconavarros; recordando que Necochea fue fundada por un navarro; y que la nación boliviana fue forjada por otro navarro; y que él, rochapeano, también estaba haciendo historia en aquél continente.

Inició su regresó por Iguazú, y fue allí donde quedó prendado de la belleza de aquél entorno. Allí fijó su residencia definitiva, en una casa hecha a base de hojalatas multicolores, dedicándose durante años a enseñar la zona y contar sus viajes y sus anécdotas de trotamundos; y allí murió quince años después. Era el 9 de junio de 1964.
Murió en aquella tierra que dejó de llamarle loco; murió en aquella tierra que entendió su filosofía de vida que él resumía muy bien: "nadie me podrá quitar la dicha de ser dueño de mi propio destino" ; y murió en una tierra, rojiza, la misma que fue mil veces pisada por este Quijote de una rueda.

Un monumento le recuerda hoy en Santa Cruz, Patagonia; una fundación vasca lleva su nombre en Argentina; una plaza pública lleva su nombre en Puerto Iguazú; y mil detalles más de reconocimiento hacia su persona se jalonan a lo largo de miles de kilómetros del cono sur.


Sirva este reportaje para homenajear a este pamplonés, para recordarle, para dar a conocer su historia, para doblegarse ante su gesta y ante su filosofía de vida, y para proclamar que los valores que guiaban sus pasos hoy deben de estar más presentes que nunca. Finalizo con el título del documental que Roberto Arizmendi le dedicó a Guillermo Larregui en Argentina: ¡Gora vasco! .
SILENCIAMOS DEEZER PARA VER UN PEDACITO DE LA PELICULA:



Este artículo ha sido extraído literalmente de internet.

sábado, 1 de mayo de 2010

MUGUET Y AGUA FLORIDA

MUGUET Porte-bonheur...se que he tardado mucho, que todavía no he pasado por vuestros rinconcitos, pero no podía faltar a esta cita, primero para agradeceros a tod@s el haber estado aqui durante todo este tiempo, por todo vuestro cariño, tanto a los que dejáis una notita como a los que pasáis despacito sin hacer ruido, la esencia siempre queda y se nota como el vapor en los cristales, o las huellas de la playa, y no importa que desaparezcan...porque estuvieron ahi, los amigos ocupan un lugar inlaterable y cada uno tiene su parcela dentro de mi corazón.

EL MUGUET trae suerte, asi lo dice la tradición en Francia del 1 de Mayo , la adopte hace años y me gusta compartirla con el deseo de que os traiga toda la suerte del mundo.

Un beso.


Y como no podía ser de otra manera, os dejo un tango que se llama AGUA FLORIDA,nada tiene que ver con el muguet, el muguet es una flor muy perfumada...y de pronto me acordé de este tango, un tango de 1928, una fantástica descripción de lo que debieron ser aquellos tiempos, una crónica de la época...

SILENCIAMOS DEEZER

Bailan: MURAT & MICHELLE
Interpretación tango: Vargas D'Agostino




AGUA FLORIDA
Música: Ramón Collazo
Letra: Fernán Silva Valdés

Agua florida, vos eras criolla.
Te usaban las pobres violetas del fango
de peinados lisos, como agua'e laguna,
cuando se bailaba alegrando el tango
con un taconeo y una media luna.
Perfume del tiempo taura que pasó,
pues todo en la vida ha de ser así,
cuando las percantas mentían que no
mientras las enaguas batían que sí.
Chinas
sencillas y querendonas,
que al son de las acordeonas
bailaban un milongón.
Chinas
que oliendo a agua florida
se metían en la vida
a punta de corazón.
Agua florida vos eras criolla.
De cuando una viola tocaba de prima
y otras las cuarteaban dando a las bordonas,
y un ramo de taitas era cada esquina
y la vida era linda y guapetona.
Vos eras del tiempo del gacho ladeao,
de la mina airosa anclada al bulín,
del lazo en el pelo, del percal floreao
y de la academia y el peringundín.